jueves, 17 de julio de 2008
miércoles, 16 de julio de 2008
99% PERSONA, 1% CÓ
Me alaga recibir comentarios que piden que escriba. Bueno sólo es uno pero cada uno se consuela como puede. Si hay alguien que de vez en cuando entra en este mi humilde espacio y sigue viendo el comentario del 22 de junio que no desespere y crea que abandoné mi blog. No, no, no. Eso sería de cobardes. Si es que queridos chonis, no he tenido tiempo de renovar. Ya sé que esto no cuesta nada pero entre mi incursión en el mundo laboral, las horas de Expo, los festejos turolenses, retomar por tercera vez Sexo en NY, departir en el messenger,... no he tenido tiempo de escribir aunque temas me siguen sobrando para no variar.
Después de este "mea culpa" vamos al lío. Un año más sobreviví a la Vaquilla. Claro está que con dos días tampoco podía sentir el dolor de mi mano como años anteriores. Sí, dolor de mano de llevar un litro de calimocho siempre conmigo. Al fin y al cabo un litro, es un litro. Eso sí, aunque la celebración fue más breve que de costumbre, no faltaron las cosicas de siempre: cenorrio de la peña en medio de la calle con pises ajenos a poco más de 100 metros, bailes con la charanga después de la traca del lunes y atención, remojo de vodka, cubatas a montones, bocata de bacon a las 5 de la mañana para no morir en el intento de resistir toda la noche, carreras el lunes por la mañana detrás del toro, "estritis" en la peña el lunes por la noche, descubrir el martes inexplicables moratones en la pierna y sobre todo grandes temas musicales vaquilleros: gloria, sarandonga, hits varios de Paulina Rubio,... y no podían faltar los temas musicales "cós". Si es que aunque nos pese, no hay vaquilla que se precie sin esos éxitos musicales que nunca compraríamos ni mucho menos escucharíamos en nuestros ratos de esparcimiento. Suena duro pero durante esos días parece que todos tenemos un pequeño "co" dentro. Pero ¿qué sería de la Vaquilla sin ellos? Nunca pasan de moda, podrías pasar diez años sin venir a Teruel que chico volverías y seguría sonando lo mismo. Son sencillos, de letra fácil de memorizar (claro, siempre que tengan letra) y todos se bailan igual. Además teniendo en cuenta la situación física en que nos encontramos en esos días y la cantidad de alcohol que ingerimos no podemos pretender bailar un tango con lo complejo que es.
Para muestra de lo que digo, he aquí un ejemplo vivo del techno-pop nacional de allá por los 90. Pasado, presente y futuro de la Vaquilla. Y es que quien nunca lo haya sentido durante los festejos, es que no estuvo en Teruel.
Después de este "mea culpa" vamos al lío. Un año más sobreviví a la Vaquilla. Claro está que con dos días tampoco podía sentir el dolor de mi mano como años anteriores. Sí, dolor de mano de llevar un litro de calimocho siempre conmigo. Al fin y al cabo un litro, es un litro. Eso sí, aunque la celebración fue más breve que de costumbre, no faltaron las cosicas de siempre: cenorrio de la peña en medio de la calle con pises ajenos a poco más de 100 metros, bailes con la charanga después de la traca del lunes y atención, remojo de vodka, cubatas a montones, bocata de bacon a las 5 de la mañana para no morir en el intento de resistir toda la noche, carreras el lunes por la mañana detrás del toro, "estritis" en la peña el lunes por la noche, descubrir el martes inexplicables moratones en la pierna y sobre todo grandes temas musicales vaquilleros: gloria, sarandonga, hits varios de Paulina Rubio,... y no podían faltar los temas musicales "cós". Si es que aunque nos pese, no hay vaquilla que se precie sin esos éxitos musicales que nunca compraríamos ni mucho menos escucharíamos en nuestros ratos de esparcimiento. Suena duro pero durante esos días parece que todos tenemos un pequeño "co" dentro. Pero ¿qué sería de la Vaquilla sin ellos? Nunca pasan de moda, podrías pasar diez años sin venir a Teruel que chico volverías y seguría sonando lo mismo. Son sencillos, de letra fácil de memorizar (claro, siempre que tengan letra) y todos se bailan igual. Además teniendo en cuenta la situación física en que nos encontramos en esos días y la cantidad de alcohol que ingerimos no podemos pretender bailar un tango con lo complejo que es.
Para muestra de lo que digo, he aquí un ejemplo vivo del techno-pop nacional de allá por los 90. Pasado, presente y futuro de la Vaquilla. Y es que quien nunca lo haya sentido durante los festejos, es que no estuvo en Teruel.
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