Las cosas de palacio van despacio. Lo sé. Pero de ahí a que vayan a cámara lenta va un trecho. Este post de hoy va por ti, señora funcionaria que menté en una anterior entrada.
Yo, joven respetuosa, seguí sus pasos como ella me indicó tras esperar 20 minutos de pie los ruegos y preguntas de un señor rural sobre las subvenciones para reformar la casa de su pueblo y convertirla en un hotel o algo similar. Cuando por fin me las creo vencedora, tomo asiento y abro mi libreta de notas, esa señora me hace enumerarle las preguntas. Amablemente lo hago y ... cuando voy por la quinta ve que es demasiado. Quizá responder a todas ellas sería más de lo que en su contrato con la administración se estipule como jornada laboral diaria por lo que me instó a realizar un escrito donde detalladamente le pidiera toda la información que deseara y me confirmó allí mismo que me respondería amablemente a todo aquello que pudiera.
Yo, joven respetuosa, seguí sus pasos como ella me indicó tras esperar 20 minutos de pie los ruegos y preguntas de un señor rural sobre las subvenciones para reformar la casa de su pueblo y convertirla en un hotel o algo similar. Cuando por fin me las creo vencedora, tomo asiento y abro mi libreta de notas, esa señora me hace enumerarle las preguntas. Amablemente lo hago y ... cuando voy por la quinta ve que es demasiado. Quizá responder a todas ellas sería más de lo que en su contrato con la administración se estipule como jornada laboral diaria por lo que me instó a realizar un escrito donde detalladamente le pidiera toda la información que deseara y me confirmó allí mismo que me respondería amablemente a todo aquello que pudiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario