ÉRASE UN DÍA CON MUCHAS HORAS

Parece mentira que un día dure tanto. Hay veces que parece imposible que 24 horas puedan dar tanto de sí o que parece que el día no vaya a acabar nunca. Por fin, cuando son las 12 de la noche y privada de sueño no tengo otra cosa que ponerme a escribir, pero es que "en verdad" la ocasión lo merece.

Día canalla donde los haya. He tenido tiempo para todo. He tenido en mis manos más de 6000 euros en forma de cámara de fotos, hecho que me ha dejado privada. He podido retratar desde un cartelito con mi nombre hasta los agradables paisajes del Parque Grande, pero no sin antes tomar unas instantaneas de unos mozos obrando y de un grupo de corredores de esos que llevan esos pantalones que marcan lo inmarcable.

La tarde ha sido privante. A eso de las 4:30 hemos entrado en las cortes para ver como nuestros queridos representantes políticos de Aragón (Aaaaaaaaaaaragón para José Ángel) discutían unas enmiendas y tal. Vamos, para verles pasar la sobremesa después de haberse puesto morados y nada allí estaban los chavales. Que si un ratito navegando por internet, que si me levanto a hablar con el de enfrente, que si salgo, que si entro, que si comparto mis chuches con el de al lado. Vamos que después de esto tengo dos opciones: o dejo de votar y volverme apolítica o me presentarme a alcaldesa en las próximas elecciones.

Cuando uno cree en estos momentos que el día se ha acabado, resulta que se va hasta la Ibercaja a una charla del doctor Sánchez Ocaña, este que nos acompañó en la infancia con programas de salud y que nos intentó convencer de que Flora era una marca sin parangón en el mundo de los aceites y las margarinas. Bueno pues lo dicho, la conferencia pintaba algo aburrida. Que si como somos los periodistas, que si se debe hacer esto, que si el periodismo médico y el sanitario, un par de chistes malos de esos que ni las yayas se reían y de repente va el hombre y se arranca con una frase tal que: "¿y saben cuántas personas mueren al año de cancer de pulmón? Pues así como unas 30.000. Vamos como si se muriera todo Teruel".

Hasta aquí podíamos llegar. Nos ha jodido (perdón por la expresión pero me han dejado privada). Somos pocos, no nos reconocen en ningún lado pero vamos tanto como para que el doctor Ocaña nos mate, vamos venga!

Solo puedo terminar el día con esta reflexión:

Señor Ocaña, en la actualidad la ciudad de Teruel debe contar aproximadamente con un total de 33.000 habitantes. Le recuerdo que aunque usted haya matado esta tarde a 30.000, los 3.000 restantes resurgirán, perpetuarán la especie y Teruel seguirá existiendo. Nadie acabará con nosotros. ¡TERUEL EXISTE!