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martes, 11 de marzo de 2008

ZOLA, UN PERIÓDICO Y 300.000 LECTORES

Hace ya algún tiempo me recomendaron leer un artículo publicado en El País. Concretamente el 31 de enero. Sí, es tarde, pero más vale tarde que nunca, además el tema tiene tela como para un par de trajes y aprovecho esta noche que el servidor de Google parece estar calmado para comentar algo.
El artículo, de Esther Bendahan, habla sobre Zola y el caso Dreyfus. Su título, "Zola, un periódico y 300.000 lectores", resulta descriptivo a primera vista pero siempre merece la pena leerlo ya que hay más por sacar. Esther Bendahan dice que el artículo publicado por Zola donde defendía la inocencia de Dreyfus supuso un cambio en el periodismo de opinión. Es sorprendente ver como Zola dió con la inocencia de Dreyfus y a su vez, el texto afirma, generó una oleada antisemita a partir de dicho artículo. El caso es que por A, B o C, Dreyfus tuvo la fortuna de topar con Zola y con su interés en su historia particular. La aventura resulta apasionante, ver como Zola sigue en sus trece, no se baja de la burra y defiende a Dreyfus sin obtener beneficio aparente. Pero claro, si tenemos en cuenta que 300.000 personas le estaban leyendo podía incrementar su popularidad en un no sé cuantos por ciento con dicho artículo lleno de polémica y además tenía el privilegio de publicar en un periódico su propia opinión así que Zola no dejó pasar la oportunidad de hacerse notar. Obviamente cuando uno opina corre el riesgo de que no todos comulguen con sus ideas pero es importante saber que por bien o por mal siempre estarás en las bocas del pueblo, y si no que se lo pregunten a Gimenez Losantos. La cosa es topar con un tema de injusticia, donde defiendas la buena causa y que además consigas que aunque demasiado tarde para que tu lo veas, la verdad salga a la luz. Zola fue afortunado y los que decidieron creerle también. No sé si a la hora de publicar, el períódico se cercioró de que Zola estaba completamente seguro de lo que iba a decir pero pensar en 300.000 lectores podía nublar la vista al tabloide que haría su agosto con auqella edición. Por fortuna tenía la razón pero quien sabe que efectos habría tenido un Zola acusador y no defensor.
Sin embargo, Dreyfus fue un afortunado, aunque no dudo que viviera un calvario sujeto a una mentira. Y también lo fue Zola. No todo el mundo goza del derecho a opinar en un medio ni todos los injustamente acusados cuentan con Zola como defensor ante 300.000 lectores. Un cúmulo de circunstancias tuvieron la culpa. Los que no podemos opinar en medios usamos nuestros blogs y los que quieren defenderse con grandes voces lo hacen a golpe de talonario. Los tiempos de Zola y Dreyfus parece que han pasado.

Foto: biografiasyvidas.com

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