En Zaragoza conviven multitud de nacionalidades que rinden culto a diversas religiones. Más allá de los centros de oración, la educación religiosa comienza en la aulas, donde el respeto y la tolerancia son palabra universal
Un pequeño cartel pegado en cada puerta con la misma frase en cuatro idiomas: castellano, inglés, portugués y árabe. Eso es lo primero que puede leer cualquiera que se acerque al colegio de Santo Domingo, en pleno Barrio de San Pablo. Este centro es uno de los más multirraciales de la ciudad y en él conviven alumnos de un total de 20 nacionalidades. Al llegar al colegio se respira una atmósfera de respeto y diversidad, empezando por los pequeños carteles pensados para todos, aunque estas etiquetas son solo un anuncio de la realidad escolar del centro.
Suena el timbre y los alumnos corren a sus aulas para asistir a la clase de religión. Unos se apresuran al aula de religión católica, otros a la de islámica, un grupo menor lo hace a la de evangélica y otros pocos no reciben docencia religiosa. En su camino a las aulas los niños corren y juegan juntos y es sólo en el momento de entrar en distintas salas cuando existe una diferencia entre ellos. El derecho a elegir una religión provoca que sin necesidad de explicaciones los estudiantes comprendan más fácilmente que existe la diversidad de creencias.
La ley sobre la educación religiosa permite elegir al estudiante y los colegios públicos ofrecen distintas religiones entre las que elegir. En Santo Domingo, la ley ha surtido efecto y se ha notado el incremento de estudiantes de religiones diferentes a la católica, especialemente en los últimos cinco años. Los docentes religiosos del centro son tres. Mariela, profesora de religión evangélica en el centro, comenta que su número de alumnos es el más bajo del colegio, alrededor de un 10% de los estudiantes, pero ella misma apunta que esto varía según el centro escolar y el barrio donde se localiza. La religión evangélica llegó a los centros zaragozanos hace unos veinte años y en la actualidad se imparte en 27 colegios y 3 institutos de la capital. La profesora coincide con sus compañeros de otras religiones en que la base de su educación va más allá del contenido meramente religioso y sobre todo se busca el respeto, la obediencia y que los estudiantes sigan un camino de paz y justicia.
Una gran mayoría de alumnos del colegio atiende clases de religión islámica. Aunque el número de centros de culto evangélico supera ampliamente al número de mezquitas en Zaragoza, las cifras de escolares islámicos son más altas que las de evangélicos. Abderramán imparte clases de islámismo en cuatro centros de la ciudad, entre los que se encuentra Santo Domingo. Su clase, se compone de 16 niños y niñas de entre seis y ocho años que atentamente leen y copian pasajes del Corán mientras él va ayudando a los más pequeños del grupo que apenas saben leer. Grandes y coloridos murales cuelgan de la pared: la fiesta del cordero, el Ramadán y sus costumbres,... comparten aula con un mapa del magreb y un par de pizarras donde hay escritos unos versos del Corán en árabe. La clase trascurre tranquila mientras Abderramán comenta el buen entendimiento de sus alumnos con el resto de los compañeros a pesar de pertenecer a diferentes religiones. “Nuestra idea es hacer comprender a los niños las ideas de respeto y tolerancia - apunta Abderramán- por ello damos charlas conjuntas a todos cuando llegan fiestas como la cuaresma o el Ramadán, así todos saben lo que significan las otras religiones”.
Una de las niñas del aula lleva un pañuelo que cubre su cabeza. Es la única del grupo pero nadie presta atención al detalle. La polémica del velo no ha llegado al centro, como comenta Victoria, profesora de religión católica. “El velo no marca ninguna diferencia entre mis alumnos y los de religión islámica”, afirma la docente. Según Victoria llevarlo no es más que es una cuestión opcional, una elección y debe respetarse la decisión de hacerlo.
A escasos metros del aula de Abderramán, Victoria canta una canción con sus alumnos. La clase es prácticamente similar y en ella comparten pupitre alumnos de diversas nacionalidades y etnias. En este caso las paredes también están llenas de murales pero la temática es diferente: la Semana Santa y sus tradiciones, la Navidad,... junto a un mapa de España. El trabajo es el mismo pero basado en una creencia diferente aunque como Abderramán apunta no se trata de religiones tan diversas ya que los mensajes de paz son comunes a islamistas, católicos y evangélicos.
Suena el timbre y los alumnos corren a sus aulas para asistir a la clase de religión. Unos se apresuran al aula de religión católica, otros a la de islámica, un grupo menor lo hace a la de evangélica y otros pocos no reciben docencia religiosa. En su camino a las aulas los niños corren y juegan juntos y es sólo en el momento de entrar en distintas salas cuando existe una diferencia entre ellos. El derecho a elegir una religión provoca que sin necesidad de explicaciones los estudiantes comprendan más fácilmente que existe la diversidad de creencias.
La ley sobre la educación religiosa permite elegir al estudiante y los colegios públicos ofrecen distintas religiones entre las que elegir. En Santo Domingo, la ley ha surtido efecto y se ha notado el incremento de estudiantes de religiones diferentes a la católica, especialemente en los últimos cinco años. Los docentes religiosos del centro son tres. Mariela, profesora de religión evangélica en el centro, comenta que su número de alumnos es el más bajo del colegio, alrededor de un 10% de los estudiantes, pero ella misma apunta que esto varía según el centro escolar y el barrio donde se localiza. La religión evangélica llegó a los centros zaragozanos hace unos veinte años y en la actualidad se imparte en 27 colegios y 3 institutos de la capital. La profesora coincide con sus compañeros de otras religiones en que la base de su educación va más allá del contenido meramente religioso y sobre todo se busca el respeto, la obediencia y que los estudiantes sigan un camino de paz y justicia.
Una gran mayoría de alumnos del colegio atiende clases de religión islámica. Aunque el número de centros de culto evangélico supera ampliamente al número de mezquitas en Zaragoza, las cifras de escolares islámicos son más altas que las de evangélicos. Abderramán imparte clases de islámismo en cuatro centros de la ciudad, entre los que se encuentra Santo Domingo. Su clase, se compone de 16 niños y niñas de entre seis y ocho años que atentamente leen y copian pasajes del Corán mientras él va ayudando a los más pequeños del grupo que apenas saben leer. Grandes y coloridos murales cuelgan de la pared: la fiesta del cordero, el Ramadán y sus costumbres,... comparten aula con un mapa del magreb y un par de pizarras donde hay escritos unos versos del Corán en árabe. La clase trascurre tranquila mientras Abderramán comenta el buen entendimiento de sus alumnos con el resto de los compañeros a pesar de pertenecer a diferentes religiones. “Nuestra idea es hacer comprender a los niños las ideas de respeto y tolerancia - apunta Abderramán- por ello damos charlas conjuntas a todos cuando llegan fiestas como la cuaresma o el Ramadán, así todos saben lo que significan las otras religiones”.
Una de las niñas del aula lleva un pañuelo que cubre su cabeza. Es la única del grupo pero nadie presta atención al detalle. La polémica del velo no ha llegado al centro, como comenta Victoria, profesora de religión católica. “El velo no marca ninguna diferencia entre mis alumnos y los de religión islámica”, afirma la docente. Según Victoria llevarlo no es más que es una cuestión opcional, una elección y debe respetarse la decisión de hacerlo.
A escasos metros del aula de Abderramán, Victoria canta una canción con sus alumnos. La clase es prácticamente similar y en ella comparten pupitre alumnos de diversas nacionalidades y etnias. En este caso las paredes también están llenas de murales pero la temática es diferente: la Semana Santa y sus tradiciones, la Navidad,... junto a un mapa de España. El trabajo es el mismo pero basado en una creencia diferente aunque como Abderramán apunta no se trata de religiones tan diversas ya que los mensajes de paz son comunes a islamistas, católicos y evangélicos.
El islamismo, un culto asentado en Zaragoza
Unido al crecimiento de la inmigración de los últimos años, la demanda de centros de culto islámicos ha crecido notablemente en Zaragoza. Un total de siete mezquitas se reparten por el Barrio Oliver, la Almozara, Delicias, el Barrio San Pablo y el Arrabal.
Sin embargo, las mezquitas son algo más que lugares de culto. Sirven de centros culturales para la comunidad islámica en los que se dedican a la enseñanza en la llamada “Madrasa” o escuela. Contra todo pronóstico la “Madrasa” no se limita a la enseñanza religiosa e imparte conocimientos de todo tipo, incluído el idioma árabe. Los centros son dirigidos por voluntarios se organizan para establecerlos aunque su apertura conlleva un proceso regulador. De eso se encarga la comisión Islámica de España, que agrupa a todas las entidades religiosas ubicadas en el territorio nacional. Todos estos centros islámicos están constituidos legalmente e inscritos en el registro del Ministerio de Justicia de España.
Cada mezquita se desarrolla dentro de sus posibilidades y su trabajo es el resultado de los esfuerzos personales de los voluntarios. El rezo, oficiado normalmente por dichos voluntarios, se realiza cinco veces al día con motivo de la oración aunque debido a las incompatibilidades de horarios las oraciones más multitudinarias son las últimas del día.
Unido al crecimiento de la inmigración de los últimos años, la demanda de centros de culto islámicos ha crecido notablemente en Zaragoza. Un total de siete mezquitas se reparten por el Barrio Oliver, la Almozara, Delicias, el Barrio San Pablo y el Arrabal.
Sin embargo, las mezquitas son algo más que lugares de culto. Sirven de centros culturales para la comunidad islámica en los que se dedican a la enseñanza en la llamada “Madrasa” o escuela. Contra todo pronóstico la “Madrasa” no se limita a la enseñanza religiosa e imparte conocimientos de todo tipo, incluído el idioma árabe. Los centros son dirigidos por voluntarios se organizan para establecerlos aunque su apertura conlleva un proceso regulador. De eso se encarga la comisión Islámica de España, que agrupa a todas las entidades religiosas ubicadas en el territorio nacional. Todos estos centros islámicos están constituidos legalmente e inscritos en el registro del Ministerio de Justicia de España.
Cada mezquita se desarrolla dentro de sus posibilidades y su trabajo es el resultado de los esfuerzos personales de los voluntarios. El rezo, oficiado normalmente por dichos voluntarios, se realiza cinco veces al día con motivo de la oración aunque debido a las incompatibilidades de horarios las oraciones más multitudinarias son las últimas del día.
1 comentario:
esta vaina es un asco guevon el que lera esto y muchos maricas
guevones--maricas
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