Diego e Isabel eran unos jóvenes que al parecer habitaron en Teruel hace la mar de años. Los mozos se privaban mutuamente pero cosas del destino y de la guerra Diego se tuvo que marchar a luchar por la patria. Isabel se quedó sola esperando el regreso de su amado pero la cosa se alargó a base de bien. Cinco años más tarde se rumoreó que Diego había fallecido (parece que en aquella época también se rumoreaba) así que la pobre Isabel para no perder el tiempo y por si las moscas se casó con el señor de Azagra, oriundo de Albarracín que aunque más viejo y feo que Diego, tenía más pasta.
¡Manda huevos que lo espere cinco años y tal se casa con el viejo aparece el otro! Tras la boda con grandes y fastuosos festejos con el señor de Azagra, Diego retorna y descubre con gran pena que su amada le ha dado puerta. El mozo, aun sabiendo la situación, busca a Isabel y le pide un beso de amor. Sin más roce, sin más cariño. Solo un beso. La moza, casta como manda la tradición y ya esposada con Mr. Azagra, se lo niega y Diego privado, dolido y roto de dolor, muere ipso facto.
Al día siguiente cuando se le va a dar sepultura, la joven Isabel asiste al funeral y allí le da ese beso que le negó y le costó la muerte. Su dolor por la pérdida del amor verdadero le hace yacer junto a él en ese instante. Azagra se encuentra con el panorama y valora si besar a un muerto son cuernos o no, y allí mismo decide que los entierren juntos, total ella ya está muerta así que no podrá hacer nada con el otro.
Al día siguiente cuando se le va a dar sepultura, la joven Isabel asiste al funeral y allí le da ese beso que le negó y le costó la muerte. Su dolor por la pérdida del amor verdadero le hace yacer junto a él en ese instante. Azagra se encuentra con el panorama y valora si besar a un muerto son cuernos o no, y allí mismo decide que los entierren juntos, total ella ya está muerta así que no podrá hacer nada con el otro.
Ambos yacen en Teruel capital, en el Mausoleo de los Amantes. Sus huesos están en el museo de los Amantes y aunque han pasado varias pruebas, incluso la del Carbono 14, dicen las malas lenguas que lo que allí hay no es una pareja de época medieval sino una pareja de la guardia civil.
En Teruel somos así de originales y celebramos que Isabel se casó con otro y que Diego y ella misma acabaron muertos de amor. Parece macabro en un principio pero la verdad es que vale la pena y total como no sabemos 100% que fue verdad y ya ha pasado mucho tiempo, ¡celebremoslo por todo lo alto, con vino caliente y "piscolabises" varios en el Torreón!
1 comentario:
Choni, me privan tus comentarios. LA historia, aunque famosa, no la conocía en detalle y tendía, pues, a confundirla con la de Romeo y Julieta. Más me ha gustado la de Diego e Isabel que mejor ha resultado relatada por tí.
Vales para escribir, que se lo planteen los de Heraldo. A ver si el truco para vender más periódicos están en cambiar el estilo y aún no se han dado cuen?
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