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domingo, 24 de febrero de 2008

VISITA A LA ROTATIVA DE HERALDO O COMO ACABAR LA NOCHE EN EL HOSPITAL



Somos gafes. Cada día lo tengo más claro. No sé si es el destino, el master o simplemente nos ha mirado un tuerto pero parece que no hay manera de acabar una noche enteros, sanos y salvos. Un viernes cualquiera nos reunimos en el Paraninfo para ir a ver la rotativa de Heraldo, que ya tocaba a estas alturas del curso. Allí, en el Paraninfo, esperábamos a reunirnos todos entre diversos grupos de jóvenes disfrazados para la noche. Unos iban al Sella a un fin de carrera o paso de ecuador y otros se iban a la "Coli" también muy caracterizados para ello. Nosotros bien discretos eramos un grupo menor que destacaba por lo raro de estar tachando una lista de personas entre aquella fauna. Una vez reunidos nos embarcamos para la rotativa. Visita interesante y privante donde nos rodeaban cienes y cienes de periódicos por todas las partes. Especialmente privante aquella especie de montaña rusa por la que corren los periódicos por el techo de la nave y los enormes rollos de papel que dan ganas de abrazar y empezar a rodar por todas las partes. Me quede sin palabras cuando explicaron que cada dos minutos cogen un periódico de los que se va imprimiendo y comprueban que todo vaya bien,si no hacen los ajustes pertinentes e incluso paran la máquina, como sucedió la otra noche.

Tras las explicaciones y un refrigerio a base de mini-croissants y saladitos de chocolate con café y zumo salimos de allí con nuestro Heraldo calentito. Llegamos de nuevo a nuestro punto de origen y decidimos continuar porque aún quedaba mucha noche por delante. Un par de bares después, alguna birra de por medio (pero no demasiadas) y extraños señores que nos llamaron imperialistas por hacer un master del Heraldo nos disponíamos a volver a casa. Hacíamos un poco de tiempo para que Danielita pudiera retornar y encontrar la puerta de su alojamiento abierta pero la verdad es que no queríamos ver amanecer.

Cosas de la vida la pasión por el fútbol de los compañeros de master les llevó a caer tendidos en pleno Coso e incluso a sangrar. Las chonis, alarmadas, corrimos a atender a nuestro Pepino mientras dos italianos impertinentes nos daban consejos en italiano de que hacer con él. Nos quedamos absolutamente privadas y dada la situación nos dirigimos a Urgencias, no sin antes sufrir un intento de atentado por un vecino muy amable que tiró un objeto desde su balcón que si nos recoge no sé si lo contamos. Tomamos el bus a falta de tarzis y el señor conductor no nos quería cobrar porque no admitía 10 euros. A pesar de insitirle con que ibamos al Hospital y que teniamos un Pepino herido no nos hizo caso, ¡gracias por su atención señor conductor! Por fin solucionamos el incidente y nos plantamos en Urgencias, 3 chonis y un pepino más enfadado que dolorido a esas alturas de la noche. La estancia allí se demoró más de lo pensado porque sufrimos el virus "cambio de turno" por lo que no pudimos evitar quedarnos dormidos en las cómodas sillas de plástico mientras esperábamos. Por fin, Pepino recibió su foto de la cabeza y su pronóstico que era 100% positivo. Salimos de allí y el sol brillaba en la city. A pesar del leve suceso siempre nos quedará en el recuerdo que gracias a él nuestra Danielita conoció los amaneceres españoles así que en resumidas cuentas fue un "ostión" que todos recordaremos, por una razón u otra.

3 comentarios:

C.M.G. dijo...

COmo la vida misma choni, qué bien explicado!
La foto con lengua....para una vez q hago el tonto!!
A ver si los daños colaterales de la noche se pasan tan pronto como las heridas del joven lesionado.

medejasprivada dijo...

No espero menos choni.

mom dijo...

Para la próxima, saldremos con el casco, prevendremos así tanto los adoquines asesinos del Coso, como los geraneos voladores de sus vecinos.